lunes, 31 de agosto de 2009

HAY MUCHAS RAZONES PARA SENTIRNOS FELICES Y AFORTUNADOS

Tus hijos y tu esposa, padres y hermanos, todos tus familiares, tus vecinos y amigos, tus compañeros de estudio o trabajo; tu maravilloso campo de desempeño laboral o formativo, tu especialidad, tus gustos y sanos placeres; tus planes, tus proyectos, tus sueños y realizaciones, tus fantasías, tus hobbies, tus capacidades, tus posibilidades y espíritu por salir adelante; tu salud y bienestar, tu fe en Dios, tus valores y sentimientos, tu inteligencia, tu valioso tiempo, todo aquello que posees y también lo que deseas. Todo esto, además de otras cosas, muchísimas más las tienes hoy al alcance como la mejor oportunidad, como mecanismo, como medio y hasta como herramienta para ser feliz día a día si te lo propones. No hace falta salir en desespero a buscar la oportunidad de ser feliz, allí a tu lado puedes hallar contigo mismo aquello que crees que te hace falta; descúbrelo simplemente siendo más observador, detallista y hasta simplemente valorando más. Es así como en ocasiones experimentamos la verdadera esencia y valor de cuanto poseemos. Valoremos a los seres queridos con los cuales a diario compartimos y estaremos sacándole un mayor provecho a la vida. Profundicemos un poco más en todo lo que atañe a nuestra vida y no dejaremos perder segundo a segundo el motivo de la existencia. Cada uno de nosotros está sobre la tierra para un fin particular y no gozamos el privilegio que representa la existencia por aprovecharlo tan sólo en una mínima parte, simplemente la que así creemos que nos toca. No, es en nuestras manos que se encuentra la verdadera felicidad. Hagamos el mejor partido a cada momento. Cambiemos la actitud y contemplemos un amanecer o un ocaso, dejemos la prisa que paso a paso nos consume. Gocemos la sonrisa de un niño, de nuestros pequeños hijos cuando juegan. Volvámonos como ellos por momentos y dejemos los prejuicios, quitémonos por un instante el peso de tanta carga que nos mortifica; liberémonos de sentimientos como el odio, la envidia, los celos, el egoísmo. Hagamos más liviana nuestra vida, y contribuyamos a hacer más amena la de los demás; de nosotros depende en gran manera cuanto sufrimiento nos ha de agobiar. Simplemente seamos felices y más prósperos. En últimas, cada momento contamos con la mejor oportunidad de la vida, a veces nos olvidamos es hacerla nuestra verdaderamente, tomarla, asirnos a ella y así ser feliz con todo cuanto vivimos. Tomado del libro "Servir y Ser Feliz", de OGA

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